domingo, 23 de mayo de 2010

Los mundiales de fútbol y sus anécdotas: USA ’94

El mundial de Estados Unidos 1994 fue un campeonato en el que se depositaron numerosas expectativas y para el cual la Argentina contaba con el aditamento especial de tener entre sus filas a Diego Armando Maradona.

Alfio Basile dio forma a un equipo netamente ofensivo que propiciaba el juego en campo rival durante la mayor parte del tiempo y que tenía en ataque cuatro nombres que en aquel momento hacían ver al seleccionado como un contrincante de especial cuidado para cualquiera: Balbo, Maradona, Caniggia y Batistuta.

La etapa previa al torneo tuvo más sobresaltos que los que normalmente habrían de esperarse: la dolorosísima derrota de local 0-5 ante Colombia en River provocó que el combinado albiceleste debiera medirse con Australia en un repechaje a partidos de ida y vuelta para conseguir así un lugar entre los 24 equipos participantes de la fase final.

Una vez obtenido el ansiado boleto (1-1 en Sydney, y luego un ajustado 1-0 en Buenos Aires), comenzaría entonces la fase de preparación final que habría de desembocar en el partido del debut, el 21 de junio de de 1994 frente a la selección de Grecia, en el estadio Foxboro de Boston, Massachusetts.

En uno de los últimos entrenamientos que se realizaron antes de aquel encuentro con los helénicos, Claudio Paul Caniggia fue pisado accidentalmente por uno de los “sparrings” (jugadores habitualmente juveniles que suelen utilizarse para emular movimientos y estrategias del rival a enfrentar) y eso le dejó un gran hematoma en el dedo gordo de uno de sus pies, por lo que debió retirarse de la práctica y estuvo en duda su participación hasta último momento.

En tanto, para su compañero de ofensiva, el debutante y temible goleador de la Fiorentina italiana, Gabriel Batistuta, las cosas tampoco resultaban demasiado sencillas. ‘Bati’ tenía contrato por aquellas épocas con una marca (Reebok) que le proveía de botines y otros enseres. Sabido es que cuando se acerca el inicio de una nueva cita deportiva de semejante trascendencia, cada una de las empresas lanza al mercado nuevos productos y suelen aprovechar ese marco gigantesco para realizar una más que conveniente promoción.

La cosa es más o menos así: como la gente de la empresa “Reebok” no le había enviado aún su nuevo modelo de botines, Gabriel decidió ir él mismo a comprar un par de ellos a un comercio local, para utilizarlos frente a Grecia. Como no logró conseguir el número exacto que calzaba, se llevó un par que eran de un número inferior al que normalmente utilizaba. Le quedaban algo ajustados es verdad, pero los podía tolerar. Para no tener problemas al amoldarse a sus pies ¿qué hizo Batistuta?: según palabras propias, los metió en agua y luego se los mantuvo puestos durante toda la noche anterior al partido…de locos, si pensamos en ese tipo de soluciones en los albores del siglo XXI y en medio de una cita mundialista, donde se presume que nada queda librado al azar, y muchísimo menos ese tipo de detalles.

‘Cani’ compartió habitación con ‘Bati-gol’ y, tal como lo contara el propio Batistuta años más tarde, ver aquella escena era casi tragicómico: en una cama dormía él con los botines puestos en pos de ‘estirarlos’ algo más de lo posible; a unos metros de él, Claudio Caniggia miraba televisión luciendo un par de zapatillas que tenían cortado uno de sus extremos, para dejar al aire libre aquel dedo maltratado y en espera a que se desinflamara…

Pero no sólo a ellos les ocurrió algo por decir….llamativo y hasta gracioso: también le tocó el turno a…Maradona. Si de Diego hablamos, intuimos que en todo el planeta tierra se comprende a quién nos referimos. Argentina, fuera de casa, suele ser Gardel, Maradona, Fangio, etc… íconos que nos hacen claramente identificables. Sin embargo, para los estadounidenses (que poco entienden de nuestro fútbol y menos aún de sus personajes) ese tal ‘Maradona’ no era más que un perfecto anónimo… ¿Cómo? Simple: resulta que en medio de uno de los ‘recreos’ de los que los futbolistas supieron disfrutar durante la concentración en el Babson College de Boston, Diego aprovechó su tiempo libre para ir de compras en compañía de su amigo, el periodista Adrián Paenza. Al llegar a una casa de deportes, decidió comprar algunos artículos y, al momento de pagar, el empleado que lo atendió se acerca y le comenta lo siguiente: –“Señor, no sé si usted sabía que en estos momentos se está disputando en los Estados Unidos la Copa Mundial de Football Soccer. Por ese motivo, hay una promoción según la cual, si usted lleva un artículo de la marca “X” por una suma superior a tal (tantos dólares)….obtiene como regalo un par de zapatillas de la misma firma”. Maradona agradeció el gesto, pagó su compra y salieron con Paenza a las carcajadas. No lo habían reconocido!!! y eso, convengamos…más que molestarlo parecía haberle alegrado la tarde. Dónde iba a pasar eso si no era en Estados Unidos…

No obstante, y pese a todos esos vericuetos…, Argentina vencería finalmente a Gracia por 4-0 con tres goles de Gabriel Batistuta y el restante…de un muchacho al que suelen llamar…“Maradona”...




 
Texto: EZEQUIEL E. BATTISTELLA
Audio: Radio Continental AM 590 (Buenos Aires, Argentina)

sábado, 15 de mayo de 2010

México 1986: El "Milagro argentino"

México 1986 marcó de manera más que particular la historia del fútbol argentino. Y además fue aquél el primer país en organizar por segunda vez la Copa del Mundo (lo seguirían Italia 1990, Francia 1998 y Alemania 2006). Obtuvo la posibilidad de ser sede de dicho torneo a partir de que Colombia declinara su candidatura en 1983. Dieciséis años atrás, ya había sido capaz de exhibir al mundo su enorme capacidad organizativa y su creciente fervor por este deporte.

Y es sin duda alguna el Estadio Azteca, también conocido popularmente como el "Coloso de Santa Úrsula" (en alusión al barrio en el cual se encuentra emplazado) el único escenario que pudo darse el lujo de ver como campeones del mundo y en su máximo esplendor a los dos más grandes jugadores jamás vistos: Pelé en 1970 y Maradona en 1986.

"...Cuando era niño...y conocí el Estadio Azteca, me quedé duro...me aplastó ver al Gigante...", reza una canción de Andrés Calamaro. Y prosigue más adelante: "...Dicen que hay, dicen que hay...un mundo de sensaciones,....también hay caramelos con forma de corazones...". Y era cierto nomás: en un reportaje que le hicieran luego de haber obtenido el título, José Luis 'Tata' Brown confesó que solía hacer un pequeño pozo con la punta de su botín a la altura de la mitad del campo (junto a la raya central), donde enterraba un caramelito que -según contó- lo ayudaba a mitigar la sensación molesta de tener los oídos tapados a causa de los efectos de la altura del Distrito Federal. Datos de color, que le llaman...

Para el equipo del Dr. Bilardo, no obstante, no todas fueron rosas en su camino al decimotercer campeonato del mundo. Si hasta se puede decir que entró "por la ventana", cuando estuvo a pocos minutos de no clasificarse...hasta que sobrevino aquella aparición milagrosa de Daniel Passarella cabeceando la pelota en el segundo palo del arco peruano y que -acto seguido- Ricardo Gareca se encargara de atropellar a la red para poner el empate que, a la postre, le daba a la selección argentina el pasaje directo hacia tierras aztecas. Paradójicamente, ninguno de esos dos futbolistas pudo disputar el campeonato en México un año después. Cosas del fútbol...

Carlos Salvador Bilardo entregó su lista definitiva y decidió viajar a tierras mexicanas exactamente un mes antes del comienzo de la competición. Las instalaciones del Club América, en el DF, fueron el búnker de operaciones argentino. Una vez allí, el técnico reunió al plantel en pleno y abiertamente les manifestó: "Somos los primeros en llegar...seremos los últimos en irnos". Muchos se rieron, y hasta se animaron a bromear al respecto. El tiempo, y un equipo que, una vez iniciada la competencia, se mostró cada vez más sólido y convincente, habrían de darle la razón.

Y así fueron pasando, escalón por escalón, cada uno de los escollos que la Argentina debió superar. Y vaya si lo consiguió: campeón mundial invicto, superando a casi todos sus rivales y sólo permitiéndose un empate a uno en Puebla ante el defensor del título, la irregular Italia de Enzo Bearzot.

Llegó el domingo 29 de junio. El Azteca vio colmada su capacidad de 120.000 espectadores para la ansiada final, la mayoría de los cuales esperaba una victoria alemana. La cosa parecía ser de ensueño para los nuestros al momento en que Romualdo Arphi Fillho (árbitro brasileño) pitó el final de la primera etapa y Argentina se encontraba 2-0 arriba. Pero en el complemento -y ya sobre el epílogo- todo se complicó en demasía. Claro, nunca se debe dar por muertos a los alemanes. Llevan en su sangre ese temple y espíritu de sacrificio que les posibilita levantrse y caminar erguidos ante cualquier adversidad. Dos jugadas casi calcadas, sendos centros de Andreas Brehme y el abismo: 2-2 y el estadio "casi se viene abajo" (recordaba alguna vez Víctor Hugo Morales).

Pero aquél no fue el día del milagro alemán; fue el día del "milagro argentino": Maradona entre tres hombres acaricia la pelota alargando para la escapada de Jorge Burruchaga y el final es ya historia conocida: 3-2. La Argentina fue, de esta manera, Campeón del Mundo por segunda vez. Ahora fuera de casa. Ahora, con el número uno del mundo... esta vez, Ganador.

Texto: EZEQUIEL E. BATTISTELLA

YAPA: Gol de Burruchaga a Alemania (3-2), últimos minutos del partido final de la Copa del Mundo y los festejos en el relato de Víctor Hugo Morales para RADIO ARGENTINA. Estadio Azteca - México D.F., domingo 29 de junio de 1986:



sábado, 8 de mayo de 2010

Soñemos juntos que se puede

A 33 días de la máxima cita del fútbol a nivel internacional, los tiempos parecen transcurrir cada vez más presurosos y la hora de las definiciones se acerca inexorablemente. Las 32 selecciones que serán de la partida en la fase final de la Copa del Mundo se encuentran en la última etapa de su período de pruebas y urge para ellas el poder encontrar el mejor equipo y funcionamiento posibles.

Por el lado de Argentina, lentamente se van dejando atrás las dudas y el margen de error comienza a achicarse cada vez más. Maradona tiene evidentemente definido el sistema táctico que planea utilizar. Afuera Riquelme (sería poco más que un milagro el hecho de que el talentoso volante xeneize pasara a integrar la lista definitiva de 23), y con muy pocos referentes en la ya casi desaparecida función de “enganche”, el 4-4-2, con dos volantes por el centro con características diferentes como Mascherano y Verón y dos carrileros con mucho ida y vuelta por los costados, es la manera en que Diego pretende generar juego en mitad de cancha y abastecer a sus delanteros: Messi (de quien mucho se espera y ojalá pueda desparramar todo su talento) e Higuaín (el hombre-gol de esta selección modelo 2010).

En el fondo, las cosas están un poco más claras: cuatro defensas centrales (Ottamendi, Demichelis, Samuel, Heinze -si nos guiamos por el último ensayo ‘serio’ realizado en Münich-) ocuparán las plazas defensivas (se podría sumar a Clemente Rodríguez y a Marcos Angeleri como variantes con mayor oficio y conocimiento de las bandas). Claro que con esos cuatro zagueros, la Argentina -hipotéticamente- gana más en la marca, pero a la vez pierde mucho en lo que refiere a ‘salida’ y repentización para cuando pase a posición de ataque. Y comparativamente, quizás sea el seleccionado brasileño el que más organizado se encuentre: porque respetan las posiciones a ultranza, juegan a lo que jugaron toda su vida (el 4 juega de 4, el 3 de 3, el 5 lo hace como 5 y el 9 cumple la función específica que se le encomendó). Podrá ganar o perder, pero suelen ubicar cada cosa en su debido lugar. Me pregunto: ¿cómo le resultará esta suerte de ‘experimento’ a Maradona? Basta con revisar el archivo para darse cuenta de que la Argentina, de tanto en tanto, suele cambiar de librito como de maestro, según quien sea el DT nacional (Bilardo 3-5-2; Basile 4-3-1-2; Bielsa 3-4-3; Maradona 4-4-2, todos con sistemas de juego diferentes). ¿Y tendremos el recambio adecuado para evacuar alguna posible emergencia? Es un factor que tampoco merece ser dejado de lado.

Más allá del “numerito telefónico”, y concluyendo, será imprescindible que el equipo encuentre su mejor forma cuanto antes. Que los jugadores tengan los días de descanso previo necesario. Que se estudie convenientemente a los rivales de turno y que, llegado el día ‘D’, la suerte –que según palabras de Oscar W. Tabárez “es importante en el fútbol, aunque no se la pueda entrenar”- esté de nuestro lado. Por lo que se ha podido ver hasta aquí, salvo el caso de España, Brasil o quizás algún inesperado zarpazo “azzurro” (no subestimemos al vigente campeón mundial), a nadie le sobra demasiado. El sueño entonces, es posible. ¡¡¡Vamos Argentina todavía!!!

EZEQUIEL E. BATTISTELLA

sábado, 1 de mayo de 2010

Recorriendo los Mundiales de Fútbol: Hoy ITALIA 90

El día impensado que culminó en epopeya.

Corría junio de 1990 y para aquellas épocas el mundo futbolero se encontraba –una vez más- paralizado, expectante, ávido de triunfo y colmado de ilusiones diversas.

Italia organizaba por segunda vez en su historia la Copa del Mundo, aquella que visitara la península allá por 1934 pero en medio de un contexto totalmente diferente, período de entreguerras y de la efervescencia que provocaba el vertiginoso ascenso de los totalitarismos que marcarían a fuego la historia del siglo XX.

La última gran participación argentina en la Copa no fue para nada sencilla. Llegó a disputar el partido final, la última batalla, es cierto, pero para ello debió sortear antes -no sin sobresaltos- el durísimo Grupo B que compartió con Camerún (cómo olvidar esa dolorosa derrota 0-1 en el partido inaugural), la Unión Soviética y Rumania.

Pero específicamente nos ocuparemos aquí de los Octavos de final de dicho torneo. Por varios motivos: el contexto, el lugar (Torino, ícono de la riqueza y opulencia característica del Norte italiano y, claro está, en contra de Argentina y en especial de Maradona…defensor infranqueable del sur empobrecido) y quizá lo más representativo, el rival: Brasil, campeón vigente de América y firme candidato al título.

En cuanto al partido en sí: cómo se explica que a los quince segundos de iniciado el cotejo, Goycochea (arquero argentino) desvió a córner lo que fue el primer intento verdeamarelho, que poco a poco se iría convirtiendo en un alud difícil de detener. Pero la Argentina soportó estoicamente, los minutos transcurrieron y ya para el complemento la cosa se puso bien distinta: Brasil continuó atacando, pero ya sin el fervor ni la claridad del comienzo. El equipo nacional se mostró agazapado, preparado para el contragolpe letal, aquella certera mordida en la yugular carioca que Caniggia -tras una gran jugada de Diego- supo asestar oportunamente ante la mirada atónita e incrédula de millones de personas en el mundo.

Y sí, los ya clásicos “axiomas” del fútbol nos enseñan siempre: “los partidos hay que jugarlos; nadie gana en la víspera”. Es verdad que el tiempo pasa y se podría decir que hace las veces de vidrio de aumento, lo que termina dando a aquella victoria un tinte de dramatismo y euforia desbordante. Pero también –en estas épocas de “vacas flacas” y de víspera mundialista- vale la pena el recuerdo y la evocación de semejante epopeya. Que se repita.

EZEQUIEL E. BATTISTELLA

Víctor Hugo Morales en los relatos y Alejandro Apo en los comentarios, narraban para Radio Continental AM 590 de Argentina lo sucedido aquella gloriosa jornada, de esta manera:

El Fútbol en sentido literario

Nunca jamás (poema de Walter Saavedra)

Cómo vas a saber lo que es el amor... si nunca te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo que es el dolor... si jamás un zaguero te azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el placer... si nunca ganaste un clásico barrial.
Cómo vas a saber lo que es llorar... si jamás perdiste un clásico sobre la hora con un penal dudoso.
Cómo vas a saber lo que es el cariño... si nunca acariciaste la redonda de ‘chanfle’.
Cómo vas a saber lo que es la solidaridad... si jamás saliste a dar la cara por un compañero
golpeado desde atrás.
Cómo vas a saber lo que es la poesía... si nunca tiraste una gambeta.
Cómo vas a saber lo que es la humillación... si jamás te hicieron un caño.
Cómo vas a saber lo que es la amistad... si nunca devolviste una pared.
[…]
Cómo vas a saber lo que es el pánico... si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe.
Cómo vas a saber lo que es morir un poco... si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco.
[…]
Cómo vas a saber lo que es la soledad... si jamás te paraste bajo los tres palos a doce pasos de un rival.
Cómo vas a saber lo que es el barro... si nunca te tiraste a los pies de nadie para mandar la pelota sobre un lateral.
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo... si nunca hiciste una de más cuando tenías que dársela al nueve que estaba mejor ubicado.
Cómo vas a saber lo que es el arte... si nunca inventaste una rabona.
Cómo vas a saber lo que es la música... si jamás cantaste haciendo equilibrio sobre un para-avalancha.
Cómo vas a saber lo que es el suburbio... si nunca te paraste de wing.
Cómo vas a saber lo que es la injusticia... si nunca te sacó tarjeta roja un referí localista.
Cómo vas a saber lo que es el insomnio... si jamás te fuiste al descenso.
Cómo vas a saber lo que es el odio... si nunca hiciste un gol en contra.
En fin...
Cómo vas a saber lo que es la vida, hijo mío... si nunca, jamás, jugaste al FÚTBOL !!!


[Este exquisito y sensacional poema llamado Nunca jamás está íntegramente dedicado a uno de los hijos del autor, ya que no era futbolero y su padre quería contarle –de alguna manera- algo de todo aquello que se perdía].

(*) Incluído en el libro Hambre de gol - Cuentos y relatos de fútbol, publicado por Walter Saavedra junto a Claudio Cherep en 2001.

[Walter Saavedra es relator deportivo y escritor. Nacido en Mar del Plata (Argentina), destaca por su estilo y manera original de encarar las descripciones -con un marcado regodeo literario- en sus relatos. Fue encargado de llevar adelante las transmisiones del seleccionado argentino en Radio Mitre durante el Mundial de Alemania 2006, emisora en la que se desempeña actualmente.


En el año 2001 presentó junto a Claudio Cherep Hambre de Gol, un libro que incluye varios relatos, siempre relacionados con el fútbol. Además de este poema "Nunca Jamás", el libro cuenta con otros cuentos como Hecho Pelota, El Matador, 29 fechas sin victorias y La Billetera, entre otros.]


Fuente: http://www.relatosdeunagambeta.com.ar/