sábado, 15 de mayo de 2010

México 1986: El "Milagro argentino"

México 1986 marcó de manera más que particular la historia del fútbol argentino. Y además fue aquél el primer país en organizar por segunda vez la Copa del Mundo (lo seguirían Italia 1990, Francia 1998 y Alemania 2006). Obtuvo la posibilidad de ser sede de dicho torneo a partir de que Colombia declinara su candidatura en 1983. Dieciséis años atrás, ya había sido capaz de exhibir al mundo su enorme capacidad organizativa y su creciente fervor por este deporte.

Y es sin duda alguna el Estadio Azteca, también conocido popularmente como el "Coloso de Santa Úrsula" (en alusión al barrio en el cual se encuentra emplazado) el único escenario que pudo darse el lujo de ver como campeones del mundo y en su máximo esplendor a los dos más grandes jugadores jamás vistos: Pelé en 1970 y Maradona en 1986.

"...Cuando era niño...y conocí el Estadio Azteca, me quedé duro...me aplastó ver al Gigante...", reza una canción de Andrés Calamaro. Y prosigue más adelante: "...Dicen que hay, dicen que hay...un mundo de sensaciones,....también hay caramelos con forma de corazones...". Y era cierto nomás: en un reportaje que le hicieran luego de haber obtenido el título, José Luis 'Tata' Brown confesó que solía hacer un pequeño pozo con la punta de su botín a la altura de la mitad del campo (junto a la raya central), donde enterraba un caramelito que -según contó- lo ayudaba a mitigar la sensación molesta de tener los oídos tapados a causa de los efectos de la altura del Distrito Federal. Datos de color, que le llaman...

Para el equipo del Dr. Bilardo, no obstante, no todas fueron rosas en su camino al decimotercer campeonato del mundo. Si hasta se puede decir que entró "por la ventana", cuando estuvo a pocos minutos de no clasificarse...hasta que sobrevino aquella aparición milagrosa de Daniel Passarella cabeceando la pelota en el segundo palo del arco peruano y que -acto seguido- Ricardo Gareca se encargara de atropellar a la red para poner el empate que, a la postre, le daba a la selección argentina el pasaje directo hacia tierras aztecas. Paradójicamente, ninguno de esos dos futbolistas pudo disputar el campeonato en México un año después. Cosas del fútbol...

Carlos Salvador Bilardo entregó su lista definitiva y decidió viajar a tierras mexicanas exactamente un mes antes del comienzo de la competición. Las instalaciones del Club América, en el DF, fueron el búnker de operaciones argentino. Una vez allí, el técnico reunió al plantel en pleno y abiertamente les manifestó: "Somos los primeros en llegar...seremos los últimos en irnos". Muchos se rieron, y hasta se animaron a bromear al respecto. El tiempo, y un equipo que, una vez iniciada la competencia, se mostró cada vez más sólido y convincente, habrían de darle la razón.

Y así fueron pasando, escalón por escalón, cada uno de los escollos que la Argentina debió superar. Y vaya si lo consiguió: campeón mundial invicto, superando a casi todos sus rivales y sólo permitiéndose un empate a uno en Puebla ante el defensor del título, la irregular Italia de Enzo Bearzot.

Llegó el domingo 29 de junio. El Azteca vio colmada su capacidad de 120.000 espectadores para la ansiada final, la mayoría de los cuales esperaba una victoria alemana. La cosa parecía ser de ensueño para los nuestros al momento en que Romualdo Arphi Fillho (árbitro brasileño) pitó el final de la primera etapa y Argentina se encontraba 2-0 arriba. Pero en el complemento -y ya sobre el epílogo- todo se complicó en demasía. Claro, nunca se debe dar por muertos a los alemanes. Llevan en su sangre ese temple y espíritu de sacrificio que les posibilita levantrse y caminar erguidos ante cualquier adversidad. Dos jugadas casi calcadas, sendos centros de Andreas Brehme y el abismo: 2-2 y el estadio "casi se viene abajo" (recordaba alguna vez Víctor Hugo Morales).

Pero aquél no fue el día del milagro alemán; fue el día del "milagro argentino": Maradona entre tres hombres acaricia la pelota alargando para la escapada de Jorge Burruchaga y el final es ya historia conocida: 3-2. La Argentina fue, de esta manera, Campeón del Mundo por segunda vez. Ahora fuera de casa. Ahora, con el número uno del mundo... esta vez, Ganador.

Texto: EZEQUIEL E. BATTISTELLA

YAPA: Gol de Burruchaga a Alemania (3-2), últimos minutos del partido final de la Copa del Mundo y los festejos en el relato de Víctor Hugo Morales para RADIO ARGENTINA. Estadio Azteca - México D.F., domingo 29 de junio de 1986:



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