El día impensado que culminó en epopeya.
Corría junio de 1990 y para aquellas épocas el mundo futbolero se encontraba –una vez más- paralizado, expectante, ávido de triunfo y colmado de ilusiones diversas.
Italia organizaba por segunda vez en su historia la Copa del Mundo, aquella que visitara la península allá por 1934 pero en medio de un contexto totalmente diferente, período de entreguerras y de la efervescencia que provocaba el vertiginoso ascenso de los totalitarismos que marcarían a fuego la historia del siglo XX.
La última gran participación argentina en la Copa no fue para nada sencilla. Llegó a disputar el partido final, la última batalla, es cierto, pero para ello debió sortear antes -no sin sobresaltos- el durísimo Grupo B que compartió con Camerún (cómo olvidar esa dolorosa derrota 0-1 en el partido inaugural), la Unión Soviética y Rumania.
Pero específicamente nos ocuparemos aquí de los Octavos de final de dicho torneo. Por varios motivos: el contexto, el lugar (Torino, ícono de la riqueza y opulencia característica del Norte italiano y, claro está, en contra de Argentina y en especial de Maradona…defensor infranqueable del sur empobrecido) y quizá lo más representativo, el rival: Brasil, campeón vigente de América y firme candidato al título.
En cuanto al partido en sí: cómo se explica que a los quince segundos de iniciado el cotejo, Goycochea (arquero argentino) desvió a córner lo que fue el primer intento verdeamarelho, que poco a poco se iría convirtiendo en un alud difícil de detener. Pero la Argentina soportó estoicamente, los minutos transcurrieron y ya para el complemento la cosa se puso bien distinta: Brasil continuó atacando, pero ya sin el fervor ni la claridad del comienzo. El equipo nacional se mostró agazapado, preparado para el contragolpe letal, aquella certera mordida en la yugular carioca que Caniggia -tras una gran jugada de Diego- supo asestar oportunamente ante la mirada atónita e incrédula de millones de personas en el mundo.
Y sí, los ya clásicos “axiomas” del fútbol nos enseñan siempre: “los partidos hay que jugarlos; nadie gana en la víspera”. Es verdad que el tiempo pasa y se podría decir que hace las veces de vidrio de aumento, lo que termina dando a aquella victoria un tinte de dramatismo y euforia desbordante. Pero también –en estas épocas de “vacas flacas” y de víspera mundialista- vale la pena el recuerdo y la evocación de semejante epopeya. Que se repita.
EZEQUIEL E. BATTISTELLA
Víctor Hugo Morales en los relatos y Alejandro Apo en los comentarios, narraban para Radio Continental AM 590 de Argentina lo sucedido aquella gloriosa jornada, de esta manera:
a este post le falta algo: el video de la canción más linda que tuvo un mundial!Te dejo el link http://www.youtube.com/watch?v=LDIAaBLrKNM
ResponderBorrarese también fue el último mundial "lindo". Al menos para mi, que no he vivido tantos mundiales. Ya no me tienta verlos, ni aun ganando Argentina el próximo mundial. Demasiado alevoso el negocio que rueda junto a la pelota. Me quedo con el potrero...
es más: recuerdo que cuando eramos chicos, el mundial despertaba un fervor especial en los potreros del barrio. Se improvisaba en cualquier lugarcito donde hubiera espacio para armar dos arcos y patear, y jugar a ser Caniggia, el Bati..y bue, Maradona. Será que la ciudad se está comiendo los potreros, y en las camisetas se ven más los sponsors que el sudor de los jugadores...pero el futbol hoy por hoy, me entristece.
Saludos,
Lu
Lu: cha graciasss por tu nueva visita!!!
ResponderBorrarTiene mucho de cierto tu comentario. Es innegable que hoy vivimos épocas de constante y abrumador bombardeo de marketing, representantes y oportunistas en general que sólo tienen interés en llevarse una buena parte de la torta, y ha quedado de lado el espíritu del deporte en sí mismo.
Particularmente, Italia '90 fue para mí el último "gran mundial", por la pasión que se vivía y ese modo tan particular de sentir el fútbol que tienen los italianos. Creo que de allí en adelante, el fútbol en general nunca volvió a ser el mismo.
Volvé cuando quieras y gracias de nuevo!
Goyco fue lo mejor que le pasó a la selección en mucho tiempo.
ResponderBorrarSúmense a nuestra movida para que Goyco vaya al mundial como tercer arquero por si hay penales:
goycoalmundial.blogspot.com
Hola! Es una cosa muy cierta lo que decís. Y pensar que aquella vez Goycochea viajó a Italia tras una larga inactividad de seis meses en la liga colombiana. Si le habrán pegado a Bilardo por haberlo incluido en la lista previa... Pero Goyco tuvo lo que había que tener y sacó la cara por nosotros.
ResponderBorrarGracias por la visita, volvé cuando gustes!