El 03 de julio de 1990 no será, desde aquél momento y para siempre, un día más en la mente de los amantes del fútbol de nuestro país. Claro que muy probablemente, pocos recuerden con la pecisión de un reloj suizo la fecha exacta de tal acontecimiento. Sin embargo, no podrán olvidar la inmensa alegría con la que culminó dicha jornada y menos aún lo sucedido. Tampoco los italianos, eso ténganlo por seguro...
El partido número 49 de aquella Copa Mundial enfrentó cara a cara, (como cuatro años atrás) a la Selección Argentina y el equipo local, Italia; pero ahora en el marco de una de las semifinales del torneo. Muy diferente sería el panorama en esta oportunidad: Italia accedió a tal instancia con la boca llena de trinufos, 7 goles a favor y con la valla invicta que defendiera Walter Zenga. En fin, números que cerraban redondos para la "squadra azurra" de Azeglio Vicini.
Por su lado, la Argentina había derrotado casi milagrosamente a Brasil en octavos (gracias a Goyco, los palos, Caniggia y Diego) y había sufrido en demasía para dejar en el camino al duro equipo yugoslavo de Dragan Stoijkovic -en cuartos y en Firenze- por vía de tiros penales, la tarde en que Goycochea se presentara oficialmente al mundo, inscribiendo su nombre en los bronces de esta apasionante competición.
Y como si todo ello fuera poco, dónde habría de disputarse el juego sino en Nápoles, justamente la segunda ciudad de Diego y que dividiera las pasiones entre el localismo y el nacionalismo de los italianos.
Pese a ser el mejor partido de Argentina en el torneo, no le alcanzaba para ganarle a Italia. Poque Salvatore Schillacci, cuándo no, y tras un rebote dejaba a los nuestros con las manos vacías. Pero en la segunda etapa, la Argentina mejró y fue a todo o nada en pos del empate. Minuto 67', Diego abre a Olarticoechea, éste centra y Claudio Paul Caniggia de cabeza se anticipa al golero Zenga y sella el 1 a 1, lo que llevó el cotejo al alargue y, a la postre, a los tiros desde el punto del penal.
Dicen algunos que los penales son una 'lotería', otros afirman en contrario: "Penal bien pateado es gol" (del árbitro Carlos Nai Foino a Delem, en 1962). Palabras más, palabras menos...esos cincuenta metros de caminata que separan al ejecuntante del arquero rival son toda una tortura, física y psíquicamente. Las piernas pesan y la cabeza juega un papel fundamental. Y más aún cuando a uno le toca ser visitante en serio. Aún así y no obstante el clima hostil y los insultos y silbidos italianos, la Argentina mostró su temple, su corazón y logró...por vía de los penales...lo que mereció en los 120 minutos previos.
Fue aquélla la última gran alegría futbolera en el plano internacional, y la última vez en que supimos acceder a la Final de la Copa Mundial de la FIFA. ¿Se repetirá la historia en Sudáfrica 2010? A partir del sábado 12 de junio podremos averiguarlo...
Texto: EZEQUIEL E. BATTISTELLA
Víctor Hugo Morales y Alejandro Apo, comentaban la tanda de penales para Radio Continental AM 590, de la siguiente manera:
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